¡Nos vamos de pesca!

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Desde que la humanidad comenzó a depender del mar como fuente de alimento, el desarrollo de herramientas duraderas ha sido una prioridad. Fue en el siglo XX con el descubrimiento del acero inoxidable, cuando se experimentó una revolución que cambiaría la industria para siempre. Este material, descubierto en 1913 por Harry Brearley mientras buscaba una aleación resistente a la corrosión, encontró en la pesca un aliado natural.

En sus primeras décadas, el acero inoxidable fue adoptado lentamente por la industria marítima, pero fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando la industria pesquera empezó a entender su verdadero potencial. La combinación de resistencia a la corrosión y durabilidad ofrecía la solución idónea para estos entornos extremos donde los equipos tradicionales hechos de otros materiales se deterioraban. 

La revolución en los equipos de pesca
Los avances en el acero inoxidable dieron lugar a una nueva generación de equipos de pesca. Anzuelos, cuchillos y redes empezaron a incorporar este material, marcando un antes y un después en la eficiencia de los pescadores. Los anzuelos de acero inoxidable, por ejemplo, resistían mejor la corrosión y no se rompían tan fácilmente, lo que afectó de manera positiva en las capturas y redujo el gasto por los reemplazos.

Los barcos pesqueros comenzaron a integrar acero inoxidable en sus equipamientos e instalaciones,  lo que les aseguraba, y sigue siendo así a día de hoy, mayor protección en condiciones extremas. Incluso los sistemas de almacenamiento de pescado se beneficiaron, ya que el acero inoxidable era fácil de limpiar y cumplía con los estándares de higiene más estrictos.

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La acuicultura y el futuro del inoxidable
El auge de la acuicultura en las últimas décadas también ha sido impulsado por el acero inoxidable. Jaulas submarinas, sistemas de alimentación automatizados y estructuras flotantes se fabrican con este material, que a parte de resistir la corrosión, es respetuoso con el medio ambiente. Hoy en día, la pesca sostenible y la evolución en la fabricación de los equipamientos avanzan de la mano hacia un futuro más limpio.

El acero inoxidable transformó la pesca y marcó un hito en la relación del ser humano con el océano. Su historia es una prueba de cómo los materiales pueden cambiar nuestra forma de interactuar con el mundo natural.