En las carreras
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En entornos ecuestres, donde coexisten factores como humedad constante, residuos biológicos y exigencia mecánica, la elección de materiales debe contemplar mucho más que el aspecto estético. Por todo ello, el acero inoxidable se posiciona como una solución idónea para estructuras, equipamiento y elementos de uso directo en el caballo.
Los tipos más comunes empleados en hípica son los aceros inoxidables austeníticos, como los tipos AISI 304 y 316. Estos contienen cromo y níquel en proporciones que les confieren una alta resistencia a la corrosión. El AISI 316, al incorporar molibdeno, ofrece aún mayor resistencia en entornos agresivos o de limpieza intensiva.

En boxes, puertas abatibles, separadores y guadarneses, el acero inoxidable permite un diseño estructural sólido sin necesidad de recubrimientos. La soldadura adecuada y el tratamiento superficial garantizan una superficie libre de porosidades, fácil de desinfectar y resistente al rayado superficial. Esto reduce la acumulación de suciedad o bacterias, un factor especialmente relevante en instalaciones con alto tránsito de animales.

En cuanto al material de embocadura, filetes, bocados y cadenillas, el uso de acero inoxidable responde a razones sanitarias y funcionales. Su estabilidad química evita la liberación de residuos metálicos o sabores extraños, lo que mejora la aceptación por parte del caballo. Además, su dureza asegura que la geometría de la embocadura no se altere con el uso prolongado, algo crítico para garantizar una acción simétrica y controlada.
También en bisagras, pestillos o sistemas de anclaje, el acero inoxidable muestra gran estabilidad dimensional. A diferencia de los aceros al carbono galvanizados, no requiere mantenimiento periódico ni se ve afectado por el contacto repetido con agua o detergentes.
Si quieres, la próxima vez que veas algo de acero inoxidable en una instalación hípica, puedes mandarnos una foto a través de nuestro formulario de contacto o redes sociales.